Se trata de una ruta típicamente periurbana. Se caracteriza por un cuidado trazado, que recorre por un itinerario prácticamente llano por las márgenes del río Nora, muy asidua para la gente de Pola de Siero y totalmente accesible para vehículos con ruedas.
La senda se inicia junto a la presa de un antiguo molino y de la estación de FEVE, en cuyas inmediaciones también existe una chimenea industrial.
Discurre por la margen derecha del río Nora y durante un trecho se mantiene paralelo a las vías del tren.
Dejando atrás un embarcadero de piraguas y cruzando la carretera SI-8 que va a Valdesoto, llegamos al puente de Romanón, hermoso puente de piedra que rememora el trazado de una calzada romana y en cuyas inmediaciones hay una fuente para refrescarse.
Se continúa el recorrido entre praderías y el bosque de galería que orla el río en un sinfín de curvas, que obligan a cambiar de margen en 11 ocasiones mediante otros tantos puentes metálicos, lo que hace que la ruta sea aún más amena.
Tras pasar por debajo de la autovía del Cantábrico nos adentramos a las praderías de Santa Eulalia de Vigil, donde el horizonte se ensancha, divisando la Peña Careses, el Picu Fariu y el cercano castro de Picu Castiellu, en Marcenado.
Se cruza un bosquete de robles, y ya en el termino de la parroquia de Aramil, la senda discurre próxima a la A-64 y puede divisarse la iglesia románica de San Esteban de Aramil (s.XII), que se encuentra al otro lado de la misma.
Tras recorrer el último kilómetro, y cuatro puentes sobre el río, se llega al apeadero de FEVE de Los Corros, que es fin oficial del trayecto, aunque la gente del lugar recorre otros dos kilómetros que distan hasta la localidad de Lieres. Este camino es más estrecho y tiene un firme más irregular, va paralelo a la autovía y sigue bordeando la canalización del río acompañados de flora y fauna típicas de la ribera del mismo.
El regreso puede realizarse tomando el tren en el apeadero de FEVE.